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Las voces en mi mente planteaban preguntas interminables: ¿Qué eres? ¿Quién eres? Simultáneamente, una voz me advertía que no hablara; la gente podría asustarse y juzgarme. Así, la autoexpresión se volvió un desafío.

A medida que me sentía más despierto, intentaba reprimir la dualidad internamente. Esa lucha me asfixiaba, acumulando dudas, miedos e inseguridades. Muchas despedidas y sufrimientos me llevaron a una transformación esencial.

En soledad, mi mente se convertía en mi juez, llamándome loco y desalentando mis aspiraciones de ser maestro espiritual. Sin embargo, mis canalizaciones y revelaciones indicaban lo contrario, y poco a poco mi autoestima creció.

Mi impulso por ayudar al mundo como maestro espiritual se intensificó, pero la vida me presentó la dura prueba de la noche oscura del alma, donde todas mis sombras se hicieron evidentes. Acepté esa oscuridad, llegué a amarla y experimenté el despertar máximo.

En esa época, una revelación me dijo que podía enseñar Técnicas Avanzadas Espirituales, pero que debía establecer un costo adecuado y que las técnicas no se podían elegir como un menú, sino que se adaptarían a cada persona según su propósito de vida.

Nunca estudié formalmente ni tomé cursos para ser maestro espiritual; solo medité y leí durante años. Sin embargo, las revelaciones me guiaron en este camino.

Así comprendí mi propósito en el mundo y agradezco al espíritu que habita en todos nosotros, quien a través de mí, despierta la gracia de esos dones.

Con esto, comenzó algo fascinante en mi vida: me convertí en MASTER LION.